“Asesinato
en el Orient Express”
Agatha
Christie
¿Cómo
empieza?
Eran las cinco de una
madrugada de invierno en Siria. Junto al andén de Alepo estaba detenido el tren
que las guías de ferrocarriles designan con el nombre de Taurus Express. Estaba
formando por un coche cama con cocina comedor, un coche cama y dos coches
corrientes.
Junto
al estribo del coche cama se encontraba un joven teniente francés, de
resplandeciente uniforme, conversando con un hombrecillo embozado hasta las
orejas, del que sólo podían verse la punta de la nariz y las dos guías de un
enhiesto bigote.
¿Qué
cuenta?
Después de resolver
un importante caso en Siria, el detective Hércules Poirot se dispone a volver
Londres. Para ello, tomará el Orient Express en Estambul. En la época del año
en que se encontraban, en pleno invierno, el tren acostumbraba a ir vacío,
aunque esta vez estaban todos los compartimentos ocupados. Gracias a Monsieur
Bouc, director de la compañía y amigo de Poirot, el detective consigue un
compartimento de primera clase.
Esa
misma noche, cerca de Belgrado, un millonario norteamericano que ocupaba el
compartimento contiguo al de Poirot, Samuel Ratchett, fue asesinado
violentamente de doce puñaladas mientras dormía. Además, el tren queda retenido
debido a una tormenta de nieve, lo que complica la llegada de la policía. El
detective decide hacerse cargo del caso y, con la ayuda de Monsieur Bouc y el
doctor Constantine, un doctor griego viajero del Orient Express, intenta desenmascarar
al culpable mediante el análisis de las declaraciones de los viajeros y las
pistas encontradas.
El
protagonista
El
protagonista es Hércules Poirtot, un famoso detective belga que protagoniza de
las 33 novelas y de los 50 relatos cortos de Agatha Christie.
Aunque
no aparece en esta novela, me gustaría mentar a Arthur Hastings, una figura
ficticia creación de la autora británica. Es el amigo inseparable de Poirot, su
“Watson”, al que describe como:
“Él
medía apenas más de cinco pies y cuatro pulgadas, pero se desenvolvía con una
gran dignidad. Su cabeza tenía exactamente la forma de un huevo y siempre la
ladeaba un poco hacia un lado. Su bigote era muy tieso y militar. Incluso si
toda su cara estuviera cubierta, las puntas del bigote y la nariz rosada serían
visibles. La pulcritud de su vestimenta era casi increíble; creo que una mota
de polvo le habría causado más dolor que una herida de bala. Sin embargo este
hombrecito de vestimenta pintoresca había sido en su tiempo uno de los miembros
más famosos de la policía belga”.
El
fragmento
Ratchett habló a su compañero, quien se marchó
inmediatamente. Luego se levantó, pero, en lugar de seguir a MacQueen, se sentó
inesperadamente en la silla frente a Poirot.
- ¿Podría darme fuego? -preguntó. Su voz era
suave, ligeramente nasal-. Mi nombre es Ratchett.
Poirot metió la mano en el bolsillo, sacó una caja
de cerillas y se la dio.
- Creo que tengo el placer de hablar con monsieur
Hercule Poirot. ¿No es así?
- Ha sido usted correctamente informado, señor.
El detectivo advirtió la mirada astuta que lo
evaluaba.
- En mi país vamos directamente al grano – añadió
Ratchett -. Quiero que haga un trabajo para mí.
Las cejas de monsieur Poirot se elevaron
ligeramente.
- Ma clientèle, señor, es bastante limitada. Me
ocupo de muy pocos casos.
- Eso me han dicho, monsieur. Pero en este asunto
hay mucho dinero -manifestó, para después repetir con su voz dulce y
persuasiva-. Mucho dinero.
- ¿Qué es lo que desea usted que haga, Mr… Mr.
Ratchett? -preguntó el belga, después de una pausa.
- Monsieur Poirot, soy un hombre rico, muy rico.
Los hombres de mi posición tienen muchos enemigos. Yo tengo uno.
- ¿Sólo uno?
- ¿Qué quiere decir usted? -replicó Mr. Ratchett.
- Monsieur, según mi experiencia, cuando un hombre
está en situación de tener enemigos, como usted dice, el problema no se reduce
a uno solo.
Ratchett pareció tranquilizarse con la respuesta.
- Comparto su punto de vista -dijo rápidamente-.
Enemigo o enemigos, no importa. Lo importante es mi seguridad.
- ¿Su seguridad?
- Mi vida está amenazada, monsieur Poirot. Pero
soy un hombre que sabe cuidar de sí mismo. -Sacó del bolsillo de la americana
una pequeña pistola automática que mostró un momento-. No soy hombre a quien
pueda cogerse desprevenido. Pero nunca está de más redoblar las precauciones.
He pensado que usted es el hombre que necesito y recuerde que hay mucho dinero
de por medio.
Poirot le miró pensativo unos minutos. Su rostro
era completamente inexpresivo. El otro no pudo adivinar qué pensamientos
pasaban por su mente.
- Lo siento, señor -dijo al fin-. No puedo
complacerle.
Ratchett le miró fijamente.
- Entonces dígame usted su cifra.
- No me comprende usted, señor. He sido muy
afortunado en mi profesión. Tengo suficiente dinero para satisfacer todas mis
necesidades y mis caprichos. Ahora sólo acepto los casos que me interesan.
- ¿Le tentarían a usted veinte mil dólares?
- No.
- Si lo dice usted para conseguir más, le advierto
que pierde el tiempo. Sé el precio de las cosas.
- Yo también Mr. Ratchett.
- ¿Qué encuentra usted de malo en mi proposición?
Poirot se puso en pie.
- Si me perdona usted, le diré que no me gusta su
cara Mr. Ratchett.
Y acto seguido abandonó el vagón restaurante.
¿Por
qué tienes que leerlo?
Si
eres fan del suspense, la intriga y el misterio tienes que leer, no solo este,
sino todos los libros de la “Reina del Misterio”, Agatha Christie. En esta novela
en concreto lo que menos me esperaba era el final, nunca podría habérmelo imaginado.
Solo por eso hay que leerse sus libros, para descubrir el misterioso final.
Merecen la pena, de verdad.
Alguna
curiosidad para acabar
Esta
novela ha tenido varias adaptaciones al cine y la televisión e incluso a un
juego para pc.
Puntuación
Este
libro lo puntúo con un 8,5 porque ha sido un buen libro, sin duda, pero no me
ha enganchado como otros libros que no he podido dejar de leer.
Sebastián
G. Martínez, 3ºesoA.
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