lunes, 18 de marzo de 2019

Visita del poeta Antonio Praena





Con varios días de adelanto hemos celebrado el Día Mundial de la Poesía con el poeta granadino, Premio Andalucía de la Crítica 2018, Antonio Praena.  A pesar de ser un autor cuya obra ha sido distinguida con múltiples premios, sorprende su cercanía y ha sido un verdadero honor para nosotros poder disfrutar de su lectura y sus explicaciones en directo. Un verdadero placer.







TOMA EN TUS MANOS


TOMA en tus manos 
este jersey tejido en nudos de memoria.

Consérvalo, porque algún día
recordarás las manos desgastadas
que lo tejieron en las noches de tu infancia.
Y no podrás volver. Y tendrás frío
cuando descubras que vivir
a veces es llorar.
Abrígate con el amor que en el jersey está trenzado:
lo que nos quita el tiempo
ha sido el tiempo quien lo ha urdido
en formas misteriosas y sencillas
que hilvanan nuestras vidas a otras tramas.
Es imposible amar fuera del tiempo,
nada infinito hay que se alcance sin su hebra
aunque la hechura de su amor
nos muestre su belleza en sacrificio
sólo al perder a quien más hondo nos ha amado.
No pienses, como Eliot,
que sólo el tiempo vence al tiempo,
porque el tiempo es invencible.
Más bien realiza hazañas cotidianas:
piensa en mamá, aprende a tricotar
tus horas en ofrenda:
-punto de arroz,
ochos perdidos,
espigas que se cruzan
con las agujas de la vida...-

Ponte el jersey
y teje otro jersey para tus hijos.

De Poemas para mi hermana, Rialp, Madrid, 2007





8 DE JUNIO

Nací el 8 de junio.
Toda la luz se derramó en mi sangre,
pero hace tiempo que no encuentro
ni la luz ni mi sangre.

Pensé que era mejor poner mi vida
muy lejos de las cosas que he querido,
muy lejos de las cosas de este mundo,
muy lejos de tu amor, que ha sido el mundo.

Me fui fuera de ti
para poder volver un día
curado de la bestia que me ocupa.
Pero la bestia se ha hecho grande,
tan grande como puede hacerse un hombre,
y vamos los dos juntos de la mano
camino de la muerte:
¡si me vieras!,
los ojos que quisiste son agujas
clavadas hacia dentro.

Soy uno de esos hombres que desguaza
las flores con sus botas de jinete.
Consumo polen ácido,
comulgo reno crudo, escupo arcilla.
Me digo con palabras que les lamen
los ojos cancerosas a los ciegos.
Confieso que he bebido cera hirviente


tratando de sellar todas mis puertas.
 A veces, si mi bestia se ha dormido,
planeo una manera de escaparme:
me visto un traje nuevo, me anudo una corbata,
mas, vueltos al espejo mis dos ojos,
descubro que me mira un hombre muerto.

Y entonces, inhumano, desterrado,
retorno al colchón sucio de mi siglo
y cumplo un año más lejos de todo.

No he vuelto a escuchar luz.
No he vuelto a besar pulso.
Me alumbran y devoran la garganta
estrellas tan brillantes que son negras.

Mas dejo testimonio de que todas
las noches de mi vida he pronunciado
tu nombre con gemidos animales.
Tan fuerte te he llamado que no existe
frontera entre el aullido y mi persona.

Quizá sólo fui alguien un instante
del 8 de aquel junio de aquel año,
lo mismo que son hombres los que lloran 
y dejan de existir los que no aman.




DEDICATORIA

A la taxista de Madrid
que después de una noche
de juerga y de pecado
me condujo al hotel
y hablaba de sus hijos,
y llevaba un abrigo
poblado de pelusas,
y unas gafas antiguas,
y una trenza de amor
trepando por su espalda;
a la taxista que decía
que aparcaba a las ocho
y se iba para el piso
del barrio de San Blas
a hacer el desayuno;
a la dulce taxista
que nunca he vuelto a ver
y en la mágica hora
en que las azoteas
de Madrid se teñían
de rosa y algún pájaro
mostraba en el reverso
de sus alas abiertas
un rosa más intenso
sin duda proveniente
del lado de la aurora;
a la hermosa taxista
que vio mi vida entera
desfilar por mis ojos
en el retrovisor
de esa clara mañana,
la vida que salvó,
la mía, aquí le dejo.

 De Yo he querido ser grúa muchas veces
Premio Tiflos 2013
(Visor, 2013)
  

GRAFITI

¿Quién sostiene este mundo?
No son los tipos como yo,
trajeados, erguidos y con clase.
Quizás esas mujeres con carritos de rafia
que son feas y gordas
y visten chaquetitas con pelusas.
Quizás las que consuelan los peores
25 minutos en la vida
de alguien que ignoramos:
“Dios es negra”
he visto en un grafiti sobre el muro
de un solar de desguace. Me he reído:
si vamos a ponernos trascendentes,
añadamos que es calva y que está en paro.
Ya lo dijo Aristóteles:
no siempre la verdad resulta bella.
Pero Aristóteles no existe.
Tan sólo es un consuelo de afligidos,
un invento de Grecia.

Historia de un alma. Visor, 2107
(XXVII Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma
Premio Andalucía de la Crítica 2018) 











No hay comentarios:

Publicar un comentario