Como cada año, el próximo miércoles, día 24 de octubre se celebra el Día de la Biblioteca.
La iniciativa surgió de la Asociación
Española de Amigos del Libro infantil y Juvenil apoyada
por el Ministerio de Cultura y Deporte, en recuerdo de la destrucción de la
Biblioteca de Sarajevo, incendiada el 1992 durante el conflicto balcánico.
Este año la celebración tendrá lugar en la Biblioteca de Asturias “Ramón Pérez
de Ayala”.
El pregón de este año es obra del escritor Gonzalo Moure y
el cartel ha sido realizado por el gran ilustrador asturiano Alfonso Zapico.
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El día de la luz (Gonzalo
Moure)
“Vengo del desierto del Sáhara, de inaugurar una
biblioteca. Está en Dajla, el más alejado, el más olvidado de los cinco
campamentos de refugiados saharauis. Es la cuarta biblioteca que construimos, y
es preciosa. En el centro hemos plantado árboles, para que los niños y los
jóvenes del Sáhara puedan experimentar el gozo de sentarse a su sombra a leer
un libro. No queremos que esa biblioteca sea ningún “templo de silencio”, sino
más bien un espacio para del sonido, para el ruido. Una biblioteca que ya es el
lugar más hermoso del campamento. Un espacio para desear ir a buscar lectura,
pero también amistad, sueños compartidos. Incluso amor. Un lugar en el que
enamorarse mirando unos ojos por encima de un libro. Porque al fin y al cabo,
la biblioteca es el lugar en el que se descubre al otro, de papel o de carne.
En una película inolvidable, la mejor película de
ciencia ficción de la historia, 2001, una odisea del espacio, aparece un
monolito cada vez que el hombre se dispone a dar un salto cualitativo. Kubrick,
su director, debería haber puesto un libro en su lugar. Porque han sido los
libros los que han marcado el ritmo de los cambios del ser humano. Porque el
libro es el laboratorio del hombre, el lugar en el que se experimenta con
emociones, descubrimientos, utopías, apuestas. Somos lo que somos porque hemos
pensado y escrito sobre cómo ser y sobre cómo no ser. Y seremos lo que
pensemos, lo que piensen y escriban las próximas generaciones.
Así que una biblioteca no es solo un lugar en el que
invitar a leer, sino también, o por eso, un lugar en el que invitar a escribir.
Las bibliotecas del siglo XXI son, pueden ser, tienen que ser el semillero de
nuevas novelas, nuevos monolitos, mojones de nuestro futuro. Si el siglo XX fue
sin duda el siglo de la lectura, el siglo XXI puede llegar a ser el siglo de la
escritura, ya lo está siendo.
Por todo eso construimos bibliotecas en los
campamentos del desierto. Porque no son solo para los saharauis. Las paga
nuestra sociedad civil, mediante socios adultos, y mediante actividades
solidarias en colegios, institutos y bibliotecas. Y los alumnos y lectores que
las sufragan se hacen conscientes de lo extraordinario que es tener una
biblioteca, aprenden a valorar la suya, a defenderla. Cada biblioteca del
desierto tiene detrás a miles de niños, jóvenes y adultos que la han hecho
posible con su pequeño esfuerzo. Sumando. Cada lector saharaui tiene a su lado
a miles de lectores, más conscientes de la importancia de una biblioteca,
porque con su trabajo se ha construido una, en un clima y un lugar tan hostil.
Piensa en tu biblioteca. Hubo un día en el que esa
biblioteca no existía. Alguien la soñó, luchó por ella, la llenó de libros y
también de sueños. Hazte del equipo de ese alguien que la hizo posible, lucha
por un mundo en el que no haya un ser humano que no tenga cerca una biblioteca,
o un amoroso bibliobús. Que no haya un solo niño, joven o adulto, que no roce
la mano de una bibliotecaria que le aconseje, que le oriente en el laberinto. Que
es lo mismo que decir que no haya un solo ser humano conectado a lo que fue, lo
que es y lo que será.
En tu mano hay millones de manos, estrechando la tuya,
acompañándote en el camino. Tiernas o callosas, pequeñas o grandes. En el libro
que te espera en la mesilla de noche o junto al sofá, hay millones de libros.
Ingenuos o complejos, humildes o lujosos. Pero todos preciosos. Conectados
todos por un invisible hilo de plata que une mano con mano, estantería con
estantería, un hilo inacabable y luminoso. Inacabable, y así sea. Hoy es el Día
de la Biblioteca, que es lo mismo que decir El día de la Luz.
Feliz día, feliz siglo.
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